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lunes, 25 de abril de 2011

LA CATASTROFE DE CHERNÓBIL (I PARTE)

     Se cumple ahora 25 años de el accidente nuclear mas grande de todos los tiempos, un hecho sin precedente en la humanidad, donde las consecuencias las pagan niños inocentes, ¡ POR DIOS!, tomemos nota para que no vuelva a pasar


     El 26 de abril de 1986 sobre la 1:23 de la madrugada, tuvo lugar una catástrofe sin precedente en la historia de la industrialización: el reactor nº 4 de la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania, sufría un grave accidente con fusión del núcleo que provocó la liberación de toneladas de material altamente radiactivo a la atmósfera. El accidente nuclear más grave de la Historia, nivel 7 (el más alto) en la escala de INES.

     Aquel día, durante una prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico, un aumento súbito de potencia en el reactor 4 de la Central Nuclear de Chernóbil, produjo el sobrecalentamiento del núcleo del reactor nuclear, lo que terminó provocando la explosión del hidrógeno acumulado en su interior.

     Al ponerse el núcleo en contacto con la atmósfera los productos más pesados fueron cayendo cerca de la instalación y los más ligeros formaron una nube de 1 kilómetro de altura. El total de los productos radiactivos desprendidos y difundidos a la atmósfera alcanzó el 100% del Xenón 133, del 50% al 60% del Yodo, entre el 20% y el 40% del Cesio 134 y Cesio 137, entre el 25% y el 60% del Telurio 132, el Plutonio, Estroncio, etc. En ese momento el aire arrastró la nube radiactiva hacia la región de Gomel, que fue la parte más contaminada. Gomel perteneciente a la actual Bielorrusia, país por entonces integrado al igual que Ucrania en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Se crearon masas de aire contaminado: la nube radiactiva. Esta, arrastrada por el viento, no sólo afectó a la zona próxima a la central sino que viajó miles de kilómetros contaminando grandes áreas de Bielorrusia, Ucrania, Rusia, amplias zonas de Asia y la mayor parte de Europa. La nube radiactiva alcanzó incluso a España, especialmente Cataluña y Baleares.

     La cantidad de material radiactivo liberado, que se estimó fue unas 500 veces mayor que la liberada por la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945, causó directamente la muerte de 31 personas, forzó al gobierno de la Unión Soviética a la evacuación de unas 135.000 personas y provocó una alarma internacional al detectarse radiactividad en diversos países de Europa septentrional y central.

     Una parte importante de las emisiones de radiactividad (un 25%) se produjo en las 24 horas que siguieron a la explosión que tuvo lugar en el reactor; el resto fue emitido en el transcurso de los nueve días siguientes que duró el intenso incendio que se declaró. En la extinción del fuego y otras tareas de urgencia en los días inmediatos al accidente, intervinieron cerca de 800.000 personas (los llamados “liquidadores”). Estos, trabajaron apenas sin protección y sin que se controlara las elevadas dosis de radiación que recibían. Como confirman los datos proporcionados por los Gobiernos bielorruso, ucranio y ruso, el accidente de Chernóbil está ya cobrándose decenas de miles de víctimas entre los liquidadores. (a la izquierda medalla entregada a los liquidadores)

     Según datos oficiales, más de 400.000 personas se vieron forzadas a dejar sus hogares. Otros muchos centenares de miles no han sido evacuados por falta de presupuesto. En general, la evacuación se realizó de forma ineficaz y con gran retraso. Así, la totalidad de la población en una franja de 30 km. alrededor de la central (la Zona de Exclusión) no fue evacuada por completo hasta el 21 de mayo de 1986.

     La contaminación de Chernóbil no se extendió uniformemente por las regiones adyacentes, sino que se repartió irregularmente en forma de bolsas radiactivas (como los pétalos de una flor), dependiendo de las condiciones meteorológicas. Informes de científicos soviéticos y occidentales indican que sobre Bielorrusia se dispersó alrededor del 60% de la contaminación que cayó en la antigua Unión Soviética.

     El incendio aumentó los efectos de la dispersión de los productos radiactivos y el calor acumulado por el grafito dio mayor magnitud al incendio y a la consiguiente dispersión de gases a la atmósfera. Hasta el día 9 de mayo, dos semanas después de la explosión, no se consiguió apagar el fuego. Las autoridades rusas tardaron tres días en comunicarlo a la población, lo cual agravó más la situación pues quedaron contaminados los campos, los animales, la leche, el agua, etc. Y todo ello era consumido por las personas que a su vez también se contaminaban respirando el aire cargado de partículas radioactivas. Además de las zonas de Ucrania y Bielorrusia, la contaminación radiactiva alcanzó la zona europea de la Unión Soviética y en menor grado a otros países europeos aunque la nube radiactiva se detectó en todos los países europeos y en otros tan lejanos como Japón y los Estados Unidos.

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