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jueves, 14 de octubre de 2010

LA SEVILLA QUE SE FUE

               Sevilla no tiene montaña, decía Chaves Nogales,  ni creemos que la hubiese podido soportar, Ella es la cumbre de si misma, la cima ideal del baluarte supremo.
                Con los artículos, que de aquí en adelante, escribiré con el título de LA SEVILLA QUE SE FUE, quiero, rendir pleitesía, a la vez que da a conocer al lector, fragmentos, de esa Sevilla que poco a poco se nos va de las manos. De una Sevilla visionada desde cualquier azotea, desde cualquier rincón o desde cualquier barrio.
                Quizás en ellos, como dice José María Requena, predominen el cariño, la exaltación y las mas acentuadas reverencias localistas. Pedro bien es cierto que no faltaran en los mismos criticas y quejumbres, al contemplar las realidades de una Sevilla, que hace ya cerca de un siglo, soñaba con levantar algunos de los vuelos con los que los sevillanos hemos seguido soñando hasta el presente.
                Consciente soy de que quizás solo estos escritos sirvan de medicina para aliviar la curiosidad de saber cosas de esa SEVILLA QUE SE FUE, para después contarlas y presumir de sevillano, y aunque así fuese, me doy por satisfecho pues para algo habrá valido el esfuerzo.
                Pero, quizás también, sirvan para hacernos reflexionar y luchar por conservar, lo poco que nos queda en tradiciones, costumbres, arquitectura y forma de ser y vivir del sevillano del ayer, del hoy y de siempre (esperemos).
Serva Labari

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